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BLOG & CONSEJOS

Marcos y las tetas de la profesora madura - Relato fetichista

1ª parte

Hola, ya se aproximaban las vacaciones y yo estaba eufórico, os cuento:
Marcos y las tetas de la profesora madura
 
 03/03/2022     20:53

MARCOS Y LAS TETAS DE LA PROFESORA MADURA

Mi nombre es Marcos y soy un estudiante algo indisciplinado. Nunca me gustó la escuela, es por eso que mi madre contrató a una maestra particular.

 Cuando entró a mi casa y la vi por primera vez, me enamoré de ella, pero no por su cara ni belleza mucho menos, ni por su figura ya que era gorda como mi madre, sino por sus enormes tetas. Son mi Fetiche. Las tetas grandes. Esa maravillosa parte del cuerpo. No me considero fetichista...pero quizá lo sea. Lo comprobaré con los años.

Eran como tener dos sandías debajo de esa blusa que llevaba puesta. Conforme pasaban las clases, más me hipnotizaron sus tetazas, y ella se daba cuenta. Haciéndole preguntas, averigüe que tenía 55 años, pero yo la veía como de mi edad, es decir, quería, deseaba que tuviese mi edad. Pero eso no era un impedimento para mi, ya que pensaba meterme debajo de su blusa de todas maneras. Un día en el que nos encontrábamos solos, mi madre hacía sus compras en el mercado, ella se sentó muy cerca mío, y empezó a acariciarme el muslo de mi joven cuerpo, haciéndome ponerme tan nervioso y excitado como nunca en mi vida. De pronto me miró y me dijo:                       
-Sé que te gustan, vamos a tu cuarto, siempre y cuando no le cuentes nada a tu madre…                        MARCOS Y LAS TETAS DE LA PROFESORA 2 LOLA
-No diré nada -le dije con mi voz temblorosa.

Fuimos a mi cama, ella se recostó, y de un tirón y rompiéndose todos los botones de su gigante blusa, me dejo ver sus extremas e insanas tetas de mujer madura. En inglés se la llamaría una «Milf», mis amigos me tendrían muchísima envidia ahora mismo, ya que siempre hablamos de comernos a una maestra joven y hermosa. Ella no lo era, pero ese océano de carne tambaleando me llamaban como el polen a las abejas…. Sin pensarlo, me uní entre esas tetas y empecé a dar chupones y chupones, a la par de que hacía dar carcajadas a la "vieja gorda". Todas las venas se le notaban en sus blancas tetas, y me encantaba. Sus pezones se habían hinchado y puesto rojos como sangre, y yo tomé el papel de bebé hambriento… De pronto ella se levantó de la cama, y me hizo señas de que me recostase en la cama, para poder mamarme la polla. No la tenía demasiado grande, pero para ella estaba muy bien. La chupaba tan bien, acabando con el típico chupetón en la cabeza, como en las películas porno. Los hilos de saliva rodeaban su boca, mientras yo le sostenía el pelo para que estuviera cómoda. Luego colocó sus enormes tetas rodeando mi pene brilloso por la saliva, y lo masturbo como una profesional. Cuando eyaculé, todo cayó sobre sus sandalias blancas, a lo que ella procedió a limpiar con su lengua.
 
Cuando llegó mi madre, hablé con mi ella.

-¿Cómo va su aprendizaje?

-Yo diría que aún le falta mucho, tendré que venir más seguido señora…

-Bueno no importa, yo se lo pagaré -le dijo mi madre.

Cuando estuvimos solos nuevamente, le comenté que pronto sería mi cumpleaños, a lo que ella me respondió acariciando la entrepierna…

-Bueno, mis tetas son tuyas cuando quieras, jovencito maleducado…
 
FIN
 
 

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